jueves, 5 de febrero de 2009

Y que se confiese algo después de todo; el nombre, la línea que divide lo inadmisible, que vos seas vos y vos más que vos como una resta o una división inconexa.
(Las cosas que no empiezan nunca).
Bueno, tengo un nombre, como la mayoría de las cosas que pasan por la tierra y son vistas por los humanos. Darme un nombre, uno propio, mío y de nadie más, es convertirme, materializarme o todo lo contrario. Así que me bautizo cada día, en ceremonias clausuradas que no me tienen de anfitriona. Supe ser Julia, Simona, Marcelina y tantas otras, ahora adentro de la piel y saliéndose como vellos claros al sol... Y qué te importa, después de todo. Hablarle a la pared, dicen ellas. Ay, pero ellas se ríen tanto tantísimo como brujitas y entrecierran los ojos para verme más de cerca. Pero no calculan ese ojo (el izquierdo) que llora inevitablemente cada vez...
-No te vistas así, nena.- Apuntás.
-Vos sos la risa.- La que dispara siempre soy yo.

-¿Sabés? La sábana está corrida, una parte del cuerpo sobre el colchón este y siento que debería aproximarme cada vez más hacia el sitio recubierto o levantarme y hacer la cama, para desarmarla otra vez y mil veces más.
(Respiro).
-Pero nada, sigo corriéndome de lado... De todas maneras me molesta esto, me molesta correrme y que se corra y todo así, que parece tan premeditado (...) ojalá durmiera por horas.
-No seas así
-No, no es un lamento ni nada. Tengo sueño y pereza. Así que eso sólo manifiesto... sueño, pereza. Tengo ganas de decir, creo, decir cosas. No me importa... Yo te voy a usar. A vos y a mí. Sí, como un capítulo.
-Usame, pero no como un capítulo; no por ahora.
-¿Como qué?
-Usame como... un revólver sin balas. Podés gatillar, gatillar sin que pase nada malo.
-Te usaría como un revólver (gastado y vos sos mancha mancha mancha). Seguí diciendo. Decime, escribime a mí. Pero te uso de todas formas.
-Usame como un revólver.
-No servirías para nada. Quiero matarte.
-Hay que matarse o comerse.
-Pero eso lo dije yo.
-Como todas las cosas.
-Tolerar tu silencio es como desangrarme en un vaso de jugo tang.
-Escupime la cara.- Sonríe.

Las brujitas en realidad pasan la mayor parte del tiempo entre risa y risa. Predicen (dicen) estas cosas que me pasan y después todo se da vuelta como tortilla de papa. Una me dijo una vez (back in 2004) eso que me pasaba a los diez o incluso antes. Dice que vio lo que yo era y tuvo que lanzar una carcajada al aire.
-Vos sos cruel.
-Y vos mocosa mocosa mocosa... Por eso te castigo.

"No olvidar la confesión". Sí, tengo un nombre, pero a esto ya lo dije. También tengo una edad, un espacio físico que me contiene, un tiempo que me rodea y una cajita llena de mentiras. Está Pánfilo acostado, la cabeza terriblemente tendiente hacia algún costado (prefiere el derecho y después la tortícolis) y comida vegetariana por todas partes del cuerpo y en la heladera. Ivonne (para los privilegiados de la familia) dispuso la Coca-Cola sobre la mesa como trofeo de verano.
-Madre, ya van tres días, que no vuelva la adicción.
-Pero yo te juro...
Callate. Sí, me callo. Te tuve que elegir, usar, nombrar, violar, después borrar. Sobrevolás y cómo te odio por eso.

-Preferiría matarme antes que comerme.
-A veces no queda otra.
-Pero el abrazo que te doy es como brisa.
-Es como un pedo... Salí de acá.

Hace cuatros años yo estaba tan sola como ahora (mocosa mocosa mocosa), pero tenía una ventana que daba hacia una placita de juegos que era tan linda. Yo lo miraba (te miraba, pero vos no estás en esta conversación como tantos otros) y lo inventaba en mi vida, mamá, papá, hermana, tíos y tías y amigos y una novia (que era yo, y ridícula). A la vuelta de casa estaba el quiosco, él detrás del mostrador (y esto sí que no es invento) y un buzo que después miré tan de cerca hasta la miopía. Pasa el tiempo a veces... Creo que sólo esa vez pude imprimir lo que imaginaba hasta la enfermedad. Apareció, sí. Qué lindo que apareciera de verdad y verlo y encontrarlo por todas partes, verme obligada a saltar ciertas baldosas en la calle sólo porque miraban como él y yo sin ganas de romperle la nariz. Caminar así duplicaba el absurdo, lo sé. Brujitas de pacotilla (adjetivosdechupetín). Hace cuatro años... y ahora, hace poco más de ocho horas una frase y bang. "No olvidar la confesión". Sí, no olvidarme de confesar que adoro la autocompasión, mirarme al espejo cuando tengo la nariz roja y los ojos tan hinchados como hoy. Que no sepa nada, que no tenga idea de que estoy así sólo porque él lo dispuso. Y yo que creo en el destino siempre. Cállenme, sí, pero no quiero.

"A" dice: "No puedo verte así".
"B" agrega: "No quiero verte así".
"C" gesticula -pero no lo escucho-: "No quiero verte".
Y yo (abcdefghijklmnopqrstuvwxyz): "¡Bang! Que se salpiquen todos en el semen de Dios y me corten las puntitas del pelo con una rasuradora eléctrica".

No sé cómo se construye un final, cómo detenerme antes para explicar esto y que todo sea tan explicativo como yo quiero que sea. Pero al final de cuentas no quiero la explicación ni la miseria ni la carta que no llega nunca, porque él no escribe, porque lo dibujaron al revés de mí. No quiero las preguntas ni los detalles. DECIR DECIR DECIR, pero para mí.

Te tuve que usar al final (y es que vos no sos él ni estás en la placita con ella ni en mi cuarto mirando el techo mientras yo miro tus zapatillas). Gatillar gatillar.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Así.Así.Así.Así.Así.Así.



[Plaplaplá].














. Se van todos a cagar :)