tag:blogger.com,1999:blog-251884326133415052024-03-12T23:57:17.421-03:00Hay pájarosBecause I'm dancing at my funeralAbril.http://www.blogger.com/profile/11153622012651396163noreply@blogger.comBlogger46125tag:blogger.com,1999:blog-25188432613341505.post-8087992771471351952015-05-01T23:19:00.001-03:002015-05-01T23:19:04.120-03:00PreludioAfuera las cuatro.<br />
Adentro la música corriendo como un frío por su espalda. <br />
Improvisó una lágrima acompañada de una sonrisa. Los dientes blancos contrastaban con la sangre que manaba de las encías, con los labios gruesos color violeta. Se puso el vestido de flores, el que tenía esa cadencia así, como a ella le gustaba. Después de tantas horas había que sacudirse el sueño, el silencio anodino en el que había estado recluida por antojo de vaya a saber qué mecanismo de la psique. Había que pronunciar el nombre, la manera en que hacía sonar los huesos de los dedos, el bostezo y las lagañas, detallar cómo estaba sentada (en cuclillas, anticipando el salto hacia la realidad), todo para revolver en la memoria los contornos de su cuerpo, los bordes que la diferenciaban de las cosas, los otros objetos. Estaba ahí. Nacía de la música. Abril.http://www.blogger.com/profile/11153622012651396163noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-25188432613341505.post-72696357436070204082012-10-02T14:47:00.000-03:002012-10-02T14:47:16.583-03:00Ciudad de SífilisQué difícil es empezar a decir en esta hora de la mañana. Casi no puedo ver a Montevideo o a la peregrinación silenciosa de muchachos hacia la ciudad, ligando sus cigarrillos, sacudiéndose el sueño y el sexo. A una cuadra (¿o serán dos?) se encuentran ellas, las damas, las verdaderas, esperando en los zaguanes con tejidos de punto y escarpines blancos, bebiendo de a sorbos ese té que preludia la caminata hasta la iglesia. Pero decir, el acto de enunciación, es dificilísimo desde el balcón sucio de mi residencia. Las palabras no existen cuando me siento una mentira. La sinceridad, ante todo, para poder escuchar lo que me dice la cabeza. Pensé recostarme un poco, enjuagarme la vagina en la palangana del baño, tomar mates con Jacinta, hacer algo, morir, dormir, cocinar-tal vez-pensar. Vaya una qué resistencia. Algún día coserme un hilo acá, en el pecho o en la boca, una cosa que se note que sale de adentro, un hilo blanco y atarlo a la puerta o a la cama, para que me encuentren recostada, sí, pero que sepan que no puedo atragantarme con nada que no sea la realidad. Y Jacinta dice que son actos de poesía, pero la cosa es que no se puede ver, ni siquiera se puede ser parte de Montevideo. ¿Salir? Sí. Caminar, comprar un tomate o dos. Mejor pedirle al chico que destapa el poso negro (y acá no sé, nunca sé, si poso es poso o pozo, o tal vez dos formas de decir lo mismo). Mejor pedirle a él que no tiene qué cosa esconder, no tiene más que decir buenos días, resignarse a la mierda, decir yo, decir tú, saludar a la señorita esa que se pone los vestidos recién traídos de París y que lo juzga, siempre, pero no como me juzga a mí, que soy escoria, pero el muchachito que la pretende, ese, hace más que acariciarme el pelo una vez a la semana y Jacinta me habla del recato. Él sí, él sabe de recato. Una vez a la semana, vaya que es poco eso, poca forma del deseo.<br />
Entonces un gato. Soñé un gato o mi forma felina detrás de un espejo. Digamos que imágenes tradicionales. Sé, estas son mis palabras. Puedo hablar como se me dé la gana, es mi cerebro, pero no decir, no, jamás. Decir es para otros que se encuentran en otros lados. Y tengo que dejar de mentir. Pero sí, esa era yo, un gato. Quizás estaba sucia o famélica, pero poco me importaba, porque estaba a punto de llover y el espejo no era un lugar adecuado para esconderme. De la nada aparecía un señor que me tiraba una cabeza de pescado podrida, sin saber que el problema era la lluvia, que me daba igual comer o morirme de hambre si el cielo amenazaba con romperse. De todas formas empecé a ronronear, me acerqué a la pierna del señor y froté mis patas felinas y mi cabeza felina contra su pierna, que encontré robusta, y el sol apareció de algún lugar y me quemaba. No molestaba así la lluvia, pero sí el calor. Y supe, moriría abrasada por un centelleo de luz, de inanición y de luz. Hasta que el astro tomó la forma de Jacinta, y me rezongaba, porque ya era tarde y la poesía no servía para nada.<br />
Qué triste no poder ver Montevideo, las callecitas que dicen tan lindas, la rambla, verla toda, sentirla en mis pulmones, hacer algo con el agua, mojarme ahí donde se mojan ellas, leer el periódico, comprarme novelas y enciclopedias para poder leerlas cuando tenga un tiempo, o dos, dos tiempos, sentarme y dejarme llover, como mi gatito, lloverme dentro. No sé cómo nos vestimos, quizá sea que estoy mucho tiempo desnuda, pero porque tengo ganas. Ellas nos miran a veces, las he descubierto. Se indignan, lo sabemos todas, las que estamos acá sabemos que ellas se tapan la boca y los ojos y se persignan con apuro. Quizá, quién sabe, tienen miedo a levantarse una mañana y descubrir que forman parte del Universo Santa Teresa, la ciudad esta que es nuestra y no de ellas, pero no saben que tienen todo Montevideo, la modernidad para ellas solitas. (No sé quién dijo eso de la modernidad, si un poeta o un político, pero al cabo que estaban los dos borrachos). Lo que no saben es que sus hombres nos visitan y nos dejan rastros de conciencia, son como pinturas vivientes de lo que pasa afuera. Tampoco sé con exactitud qué es lo que pasa adentro, pero lo siento en el pecho cada vez que ellos se retiran, y nos quedamos solas y cansadas de espanto y crueldad y miedo, y nos miramos a los ojos y todo lo que queda es neblina, una fina capa de humo sobre toda la ciudad, rodeando las casas y las cosas, las lagañas y los ojos secos. A veces nos dejan tabaco, restos de licor en sus botellas baratas, enfermedades genitales que no podemos mencionar siquiera porque desconocemos su nombre. Es el vacío, la ciudad rezagada, el hambre y el sueño.<br />
Por ahí dijeron que es momento de tomar el mate. Caliento la pava en el fuego, preparo la yerba que casi no queda y espero. Las muchachas duermen en sus recámaras, en las mismas donde pasaron toda la noche recibiendo hombres sucios o limpios, algunos más jóvenes que otros, repletísimos de sueños.<br />
Abril.http://www.blogger.com/profile/11153622012651396163noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-25188432613341505.post-23396467980904285662011-05-23T05:38:00.000-03:002013-07-01T21:51:00.554-03:00Entonces ella...Chandra, tus manos, Chandra. Tus pies, la punta de tus dedos, tu vientre redondeado sobre la hamaca paraguaya en la lenta agonía de la tarde, en el decirse y saberse sólo a razón de los racimos de uva y el ruido de los pájaros, que están, que llevan el nombre de tu abuela y de tu madre y de todos los muertos que alguna vez viste, Chandra. Ese hombre-gaviota que te sostuvo en sus brazos hasta que fue agotado tu último aliento de instinto, ahora está sentado frente a tu cama, te mira delirar entre sueños. Sabe que recordás las tardes, la bruma de verano, el vaso de cerveza caliente apretado con fuerza entre las manos. <br />
Cómo corrías, Chandra, de un lado para otro vos corrías como una cometa, te despegabas del suelo, vos sentías tus pies lejos de este suelo y tu cuerpo no era aire ni energía; no había conciencia, Chandra. Y entonces el golpe, la caída terrible que te devolvía a la hamaca y a la tarde espesa de febrero, al té helado que la abuela, tu abuela, preparaba para vos y que vos bebías lentamente y te olvidabas de la cerveza y del hombre-gaviota que estaba ahí, a tu lado para siempre.<br />
A fuerza de juventud te fuiste acoplando, Chandra. “Eras una nena”, repetías frente al espejo para convencerte de tus diecisiete años, pero la atemporalidad... A veces quisieras poder escribirte desde otros lugares, desde todos los rincones de tu voz. Tejías papelitos de colores para poder decirte de otras formas. Recordás la vez que te dijiste María y fuiste santa, Sasha, y fuiste hombre, Alejandra, y amaste a uno de ojos verdes. Después el hijo, el estómago vacío, el grito desgarrado al viento. “No querer ser, es no ser nada”, pero eso sonaba tan barato, Chandra. <br />
No hay excusas paras las cosas que hiciste, no; los misiles que lanzabas desde tu propio cerebro y que morían en tus yemas, la cocaína deslizándose por la garganta, las mujeres sifilíticas que te enseñaban sus vaginas y que vos besabas hasta la llaga, Chandra. Y más tarde los sonidos, la manera en que tu voz vibraba, la manera en que la música sonaba en tus auriculares y cómo se movían tus pies cuando sonaba Frankie -tan tonto, tan estúpido-, esas cosas mueren en vos, mueren contigo. Guardaste los secretos de los hombres que hacían equilibrio con tu ombligo sólo para verlos redimirse ante tu grandeza, moriste atada a un bebé de plástico que te miraba desde su féretro.<br />
No contemplás más, Chandra.Abril.http://www.blogger.com/profile/11153622012651396163noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-25188432613341505.post-48995972054739784602011-05-17T19:43:00.000-03:002011-05-17T19:50:07.879-03:00Y Chandra escribe<span style="font-style:italic;">10 de enero:<br /> <br /> Tuvimos momentos hermosos, momentos terribles, soportamos el calor del verano debajo de un duraznero y de un roble mientras enjugábamos nuestro sudor, recordás. Vos tenías las manos más morenas que nunca, un poco secas, y yo supe que algo horrible iba a pasarnos. Intenté muchísimo traerte sobre mi cuerpo, sobretodo cuando te contemplabas en el espejo ancho del living room de aquella casa que se nos había entregado para nosotros solos todo un mes entero. Estábamos contentos, teníamos lo que necesitábamos y ni siquiera podíamos comprender cómo lo habíamos conseguido. Y yo te veía contemplarte ahí por horas, recogías apenas tu pelo, lo sacudías de tu frente, tocabas tus caderas, tus muslos, tu pecho desnudo y la cadenita que tu madre te había regalado la primera vez que estuvieron enojados.<br /> Fuimos hermosos. Vos sabés que fuimos hermosos. Ahora que no estoy ahí y que por supuesto no estás acá, y que pasaron dos años de ese verano, intenté rememorar inútilmente la sensación de recibir el primer beso, de ver tu cara frente a la mía y la sonrisa que no supe describir jamás. Después la sucesión de primeros besos en intervalos que duraban siglos. El primer “hola”, la vez que te vi entre todos ellos y vos me veías a mí y reprimías el llanto de saberte vivo y tieso en un andén peligrosamente aturdido de gente. Nos vimos, estuvimos muy cerca y yo tuve que abrazarte. Todavía mamá recuerda cómo te enojabas cuando te hacía cosquillas ante todos y te besaba el cuello o te raspaba con la tarjetita magnética de un subte londinense que habíamos encontrado en un ómnibus que venía de Casabo.<br /> Recuerdo encontrarme con tu padrastro en la terminal y que me saludara a pesar de mis lentes. Te enojaste muchísimo cuando supiste que me iba, me dijo, y yo no podía darte ni una explicación que valiese la pena. Habíamos sufrido y nos habíamos dejado mojar. Lo entendías, yo sé que entendías, pero no tenía sentido, era absurdo. Sigue siéndolo hoy que estoy acá y es tan sólo una porción de río, pero que me devuelve el aire. <br /> No me fui por vos ni por mí ni por nadie. Me fui por la inercia y por creerme muerta y de otra especie entre ustedes que están ahí. Aunque vos, Ernesto, sos otra cosa, algún otro tipo de ser humano desconocido. Yo debo ser un cuadrúpedo hermafrodita enamorado de sí mismo, incapaz de procrear, pero sí de metamorfosearse, de cambiar de cara, de cuerpo, de nombre. Recordarás, imagino, el desorden nomenclatural del que nos reíamos, de la vez que te llamaste Gregorio, Alejandro, Mateo, Daniel y que me dijiste que yo me llamaba Soledad. Yo quería llamarme como alguna canción de Zitarroza, pero no esa. Te reíste, Ernesto, siempre nos reíamos, pero no éramos felices ni nos amábamos. Estábamos matándonos despacio. <br /> Buenos Aires me trajo a la memoria la vez que entré a tu cuarto a escondidas para sorprenderte y vos estabas montado sobre el cuerpo de Luciana, y yo me sentí quebrar por dentro. Salí corriendo y tu madre me contuvo, esa madre que renegaste y que yo tanto quise a pesar tuyo. Y pasaron meses antes de volver a vernos y reconocernos parte del otro y volver la carrera a nuestro favor, dejando que te deshicieras de mi carne, que giraras sobre mí y pasar semanas enteras escondidos en tu cuarto o en el mío, apenas comiendo, apenas corriendo en busca de puchos y cerveza o vino, apenas levantándonos de la cama para cambiar el cd de la disquetera. Las noches variaban entre Cabrera y Mateo, Morrissey y White Zombie. No nos importaba. Escuchando la Velvet nos filmamos haciendo el amor o gritándole obscenidades a un poemario de Garcilaso. Y no nos importaba.<br /> Cagar, sufrir, reír, escribir cartas, recibir postales, dormir, despertar, broncearse, enfermarse, mudarse, morirse. ¿Todo para qué? Ahora no estoy y amo a otros y a muchos, pero vos estás en la memoria en días como este, en el día que decidí arrancarme del vientre al monstruo que surgió de los dos. Y vos apareciste llorando a las semanas y tuve que saber que era por eso, por el remordimiento de pensarte asesino. Esa noche dormimos, nos despedimos en silencio y para siempre. Estábamos matándonos, Ernesto.<br /> Pediste una carta, un relámpago. No estabas nunca, Ernesto, tampoco yo estaba ahí. Odiaste a Carlos el día que lo viste sentado en el cordón de la vereda de mi casa, detestaste su acento porteño, la manera en que se fumaba sus cigarros, uno tras otro, desesperado por morirse en ese mismo instante, con una demencia en la que te reconocías. Los vi saludarse desde el balcón de mi primer piso y casi muero de tristeza cuando te fuiste lento hacia tu casa que quedaba tan cerca. Y supiste que me iba para siempre mucho antes</span>.Abril.http://www.blogger.com/profile/11153622012651396163noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-25188432613341505.post-66357691659109212412010-11-09T00:41:00.000-02:002010-11-09T00:42:33.097-02:00Extracción de algo que escribo.<meta equiv="Content-Type" content="text/html; charset=utf-8"><meta name="ProgId" content="Word.Document"><meta name="Generator" content="Microsoft Word 12"><meta name="Originator" content="Microsoft Word 12"><link rel="File-List" href="file:///C:%5CDOCUME%7E1%5CADMINI%7E1%5CCONFIG%7E1%5CTemp%5Cmsohtmlclip1%5C01%5Cclip_filelist.xml"><!--[if gte mso 9]><xml> <o:officedocumentsettings> <o:relyonvml/> <o:allowpng/> </o:OfficeDocumentSettings> </xml><![endif]--><link rel="themeData" href="file:///C:%5CDOCUME%7E1%5CADMINI%7E1%5CCONFIG%7E1%5CTemp%5Cmsohtmlclip1%5C01%5Cclip_themedata.thmx"><link rel="colorSchemeMapping" 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class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="">5<o:p></o:p></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style=""><o:p> </o:p></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style=""> </span>Entramos a la casa de Laura como si estuviésemos entrando en un museo viejísimo. Todo nos alucinaba: las montañas de libros apilados sin criterio uno sobre el otro, las radios añejas y los televisores que habían dejado de funcionar hacía años. Bruna daba sorbos a un vaso de cerveza larguísimo y contemplaba las cosas con su cuerpo, tocaba los bordes de las radios con su pelo o su nariz. Yo no podía hacer nada, apenas me movía. También tenía un vaso de cerveza en la mano. Había estado pensando tanto en Saussure que tenía ganas de vomitar signos lingüísticos, y Laura parecía entender todo eso. Además de ser parte de la casa, ella convivía con las cosas como si fuera un anticuario. Su cuarto tenía el color de un lugar donde las cosas pasan sigilosas. Bruna bebía su cerveza alucinada.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style=""> </span>Esa noche nos cocinamos algo rápido, desmorrugamos marihuana y nos la fumamos como murciélagos. Esa era la vida, quizá. Después hablar, fingir ser psicólogas, médicas, abogadas, fisicoculturistas. Comentar los libros que leímos, pero como mujeres. Las mujeres vivimos las palabras, nos atragantamos con ellas y las saboreamos con el cuerpo. Las mujeres somos cuerpo. Los años de lectura femenina siempre decretan el cuerpo como modus operandi del accionar femenino. Nosotras nos enloquecemos de palabras, creemos en nosotras mismas, en nuestras madres, en nuestras vaginas y en que algún día podremos dejar el cigarro. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style=""> </span>Estuvimos sentadas en el living de Laura toda la noche. La cerveza no se terminaba jamás, seguía acumulándose en la barriga y yo ya me sentía espesa.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">-Lo bueno de las palabras es que no te dan cáncer –dijo Bruna mientras se encendía un cigarrillo.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">-Lo bueno de las palabras es que no te provocan gonorrea –dijo Laura sosteniéndose el pelo con una gomita violeta.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">-Lo malo de las palabras es que no te garchan –dije, e hice un globito con un preservativo que tenía en la mano.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">-En momentos así me siento tan hinchada como un globo de helio, la cerveza se apretuja toda en mi organismo y me olvido de los límites de mis manos, que se hinchan y no me dejan tocar las cosas con la delicadeza de las mujeres –dije.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">-Una vez estuve hinchada, hinchadísima de cerveza, y estaba sola en San Telmo. Salí a caminar después, tenía mis auriculares y un disco nuevo de los Autoramas en mi mp4. Eran las cinco de la mañana y la calle estaba llena de linyeras mugrientos y más borrachos que yo que me miraban y volvían a dormirse con desprecio. Tuve miedo, pero también creí que podría volar como un globo de helio si algo me amenazaba. Me acordé de todas las canciones lindas que mi madre me cantaba cuando estaba en la cuna, deseé estar con mi madre, volver a odiar a mi padre, renegar mi nombre, borrar el tatuaje idiota que tengo en el hombro. A eso de las 7 me terminé cansando, ya estaba en Puerto Madero hacía rato sentada en un banco mirando los restoranes caros. Me tomé un colectivo y me fui a lo de mi madre, le toqué el timbre mucho rato, pero nadie me respondió nunca –contó Bruna, y a todas nos dieron ganas de llorar hasta la orfandad. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Laura se había descalzado y se puso a bailar con las manos en el aire, dando vueltas como un trompo, como una calesita borracha. Las terminaciones de las manos eran las de una bailarina y la música en la vitrola era de Fela Kuti. Los tambores africanos marcaban el ritmo y ya no pertenecíamos al tiempo. Bruna siguió a Laura y empezaron a bailar una danza sin sentido. Yo seguí bebiendo de mi cerveza, soñé con elefantes de colores y mujeres negras que amamantaban a sus hijos, aunque Fela Kuti no era eso. Sentí que iba a morir de felicidad y quedé dormida en el suelo con sensación de eternidad en la boca.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="">6<o:p></o:p></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style=""><o:p> </o:p></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style=""><span style=""> </span></b>A la mañana siguiente me desperté con un terrible dolor de cabeza. Laura y Bruna estaban desnudas en el piso y abrazadas a una pila de libros en portugués sobre animales salvajes. Toda la casa estaba en penumbras, pero de la claraboya en el techo parecía entrar un tenue halo de luz. Me levanté rápido y fui esquivando las cosas hasta llegar al baño. Me miré en el espejo y vi escrito en mi frente con un marcador azul el semema “puta”. Me reí. También vi que en mi espalda habían escrito “cerveza”, “cuerpo”, “mordedura”. Todas esas cosas me resultaban hermosísimas y poéticas. Odié mi cuerpo por ser mujer.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style=""> </span>Cuando bebo mucho durante la noche, al día siguiente despierto deseándome hombre, tanteo mi entrepierna buscando un pene y un par de testículos y sólo encuentro la hendidura natural de mi vagina y la desprecio. Después de dos aspirinas vuelvo a amarme y a ponerme el corpiño en un ademán que dura 20 minutos.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style=""> </span>Yo amo la delicadeza.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style=""> </span>Laura despertó cuando sintió mi cuerpo deslizándose hasta el cuarto de baño y fue a encontrarme ahí, aún desnuda, delicadísima. Me saludó con una sonrisa y me preguntó si quería un café, y era tanto lo que yo deseaba un café que tuve que aceptar. Bruna seguía dormida en el piso así que tuvimos que despertarla con palmas y golpes suaves en la cabeza. Ellas tenían sus senos dibujados con el mismo marcador azul que me señalaba como puta en mi frente. Los dibujos en sus senos eran de duendes y flores y cosas aún más ridículas que no logré entender. Bruna se puso una remera y una bombacha y aceptó sonriente el café que nos trajo Laura. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style=""> </span>No hablábamos nada, nos mirábamos a veces y escuchábamos un disco de Caetano Veloso cantando en inglés. Estábamos transportadas o no estábamos en lo absoluto.</p> Abril.http://www.blogger.com/profile/11153622012651396163noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-25188432613341505.post-78105125974184691082010-07-02T14:18:00.001-03:002010-07-02T14:25:01.377-03:00<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjnf4DNs8Qpjm99uvqRbaOoYGfMLp_G5qgmNlsOeqsxCX3icT57-68hyphenhyphenEn6TBZ1OjhN7StVMiKCor9MDnDjQCSBhy7zUeiVLpmDRXvc0QU6crWXb1A-uMtnXPqFAdbw2gUO4Dy6NXXFQXE/s1600/Abby+019.jpg"><img style="float: left; margin: 0pt 10px 10px 0pt; cursor: pointer; width: 240px; height: 320px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjnf4DNs8Qpjm99uvqRbaOoYGfMLp_G5qgmNlsOeqsxCX3icT57-68hyphenhyphenEn6TBZ1OjhN7StVMiKCor9MDnDjQCSBhy7zUeiVLpmDRXvc0QU6crWXb1A-uMtnXPqFAdbw2gUO4Dy6NXXFQXE/s320/Abby+019.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5489360039155333234" border="0" /></a><br />(Hasta que ella dijo):<br />"Estas son las flores para mi padre",<br />y equivocó el féretro,<br />confundió su rostro,<br />ocultó las lágrimas.<br />Ofrendó su cuerpo de niña<br />para volverse madre<br />-y se hizo tierra-.<br />"Estas son las cenizas de mi padre".<br />Y vi sus manos vacilar.<br />(La mujer, después de la muerte,<br />se fragmenta,<br />borra los bordes de su nombre,<br />desdibuja su sonrisa,<br />abraza a su niño,<br />pero como a un perro).<br />"Este es mi padre,<br />mi madre sacude su pañuelo,<br />no llora.<br />Mi legado es<br />atarme al tiempo<br />sostener el tiempo<br />regresar al tiempo".<br />Y vi sus manos vacilar,<br />y desde sus senos resonó un disparo<br />-corazón, músculo, vida-.<br />"Estas son las flores para mi padre"<br />y equivocó el féretro,<br />confundió su rostro,<br />profirió una risa.Abril.http://www.blogger.com/profile/11153622012651396163noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-25188432613341505.post-72470198680981379812010-06-14T04:05:00.002-03:002010-06-14T04:54:27.132-03:00Al reverso sigo estando atravesada. No hay misiles ni puntas de espada, tampoco espacios vacíos de recuerdos. No hay sombras, ni pies descalzos en las baldosas del baño. No me veo a mí misma de vestido, correteando por los pasillos del piso del edificio en el que está mi casa. Veo sí mi rostro de niña afiebrado, las ojeras oscurísimas, una recomendación absurda de taparme de líquido hasta que me revienten los poros y no cubrirme de mantas regordetas. En algún sitio está el primer vómito y esa sensación vertiginosa de atragantarse con el carozo de una aceituna en la cocina de mi abuela. Pero el reverso no es nunca una autobiografía, ni un disparso que me aturde de imágenes: sólo sensación, pura sensación. Sé gritarme a mí misma que el poema no es imagen (golpear a Potebnia hasta el cansancio), fingirme sola, sentirme sola y finalmente estar tan sola que el pecho se agiganta y se hace añicos y me regodeo en mi miseria y mi holgazanería con la satisfacción final de verme convertida en sillón o en algún otro objeto ridículo. Y además el invierno o 18 de julio convertidos en escenarios que ya no sirven y molestan. Molesta caminar por Montevideo y no sentir nada, ni un instantáneo cosquilleo de misericordia o empatía hacia nadie.<br />Hay una mujer que escribe cartas para sí misma y las envía a una dirección desconocida en un país que quizá ni siquiera existe. Y es como romper un cascarón (decir estas cosas, de esta manera, revelando ya que no puedo escribir, que no puedo decir absolutamente nada que sea válido), salir al otro lado del espejo y no encontrar una tabla de ajedrez, sino una versión más aterradora de mí misma. (Una vez alcanzadas la simplicidad y la plenitud una quiere volver a donde se encontraba antes {recluida en un rincón -imagen-, maniatada, amordaza por una misma, ser secuestrador y víctima a la vez}).<br />Al reverso no estoy yo ni lo que quise ser, sino una sensación de hijoputez o de aferrarse a la memoria de cosas que no vuelven. (Como el himen, por ejemplo, quise conservarlo aunque ya no estuviera y mitificarlo como a un santo de membrana). Y tantos meses desdoblada, tan bifurcada y re-podrida, para sentarme hoy con la luz sobre la cabeza y repasar los bordes de mi piel y darme cuenta de la farsa. Debí notarlo ni bien me encontré limitada a sólo hablar de tetas y pijas, y labios temblorosos y mierdas como esas. Tuve que sentirlo cuando me reí a carcajadas por la calle y le hice guiños a algún tipejo que me dijera obscenidades con los ojos tan lascivos como podía. Pero seguí pidiéndome adultez, seguí reclamándome a mí misma vida y sexo y amor y contensión. Me perdí, quiero decir. No como una mujer que quiere embarazarse (por algo se ama a Onetti), pero sí como una que se desconoce a sí misma. Bueno, yo no nací para algunas cosas (resignación final, principio de angustia), pero qué bueno es salirse de la adolescencia de vez en cuando.Abril.http://www.blogger.com/profile/11153622012651396163noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-25188432613341505.post-74845381530323798422010-05-12T02:06:00.002-03:002010-05-12T03:30:15.880-03:00-Estoy resfriada -dice sacando un pañuelo de la mochila-. Y puede ser tanto la gripe de los pollos como una cirrosis crónica. Me quedé sin venas, eso pasa, entonces la savia de los árboles (si la bebo) se me filtra entre los músculos o los huesos y todo en mi organismo se convierte en sustancia verde hasta que se me inundan las narinas, y los ojos, vos viste, se me llenan de lagañas blanquísimas como la leche.<br />Yo la observo desde mi ángulo de narrador autodiegético, la miro sonarse los mocos con vehemencia, la entiendo sentada como un indio en el piso de mi habitación y me lo repito con palabras para que se vuelva verdadero. Ella se cubre de signos, enciende un cigarro que es un signo también y me invita de su caja a que yo saque uno y lo encienda como ella lo hace, dándome un perfil directo de su cara; y yo la observo, acepto la invitación y enciendo mi cigarro con la frente enterrada en el suelo. Ahora me levanto, me incorporo sobre mi cuerpo y me sostengo con una mano en la pared blanca de cal; camino por la habitación, me enjugo el sudor y es esto lo que pienso: esta suceción exacta de acontecimientos. No sé si es ella quien me observa esta vez, su mirada bien podría estar completamente focalizada en el vapor del café que me pidió hace tres minutos o en el disco de pasta que gira a su lado, rítmico e imperturbable, decodificando lo que sea que tenga que decodificar para articular el sonido que es un hecho.<br />-Tengo algo de prisa -le digo-. No-sé-quién le dijo a otro fulano que me dijera que hoy llegaba Olivia.<br />-Ella te escribió unas cartas -dice sin pensarlo realmente-. Ella te escribió y vos no respondiste, entonces ella se estremeció, pero sólo porque le encanta cómo suena esa palabra. Y ahora viene a buscarte y pincharte los deditos con alfileres tan minúsculos que te sorprenderías.<br />Chandra exhala una bocanada de humo y se echa a reír con fuerza, sosteniéndose de su vientre, y luego cesa repentinamente. Se calla invitándome a fabricar una respuesta que no tengo y sus ojos languidecen.<br />-Dice que quiere verme, que vendrá con zapatos de charol altísimos y un vestido violeta de terciopelo -digo burlonamente-.<br />-Yo no creo que esas cosas se sigan confeccionado -contesta ella con una mueca de dolor en sus labios-.<br />Entonces me acerco a su rostro y beso su frente, sus párpados, su lengua. La traigo hacia mí para que llore de una vez, para que sus lágrimas de savia me manchen la camisa como si un niño hubiera derretido un crayón verde sobre mí a la hora del recreo. Y llora dulcemente, y gime como un recién nacido, y yo la abrigo en mis brazos como su abuela lo hizo antes, cuando quedó sola en la sala de parto sin una madre que le otorgara su seno, y la contengo como si fuera mía, como si fuera una de mis extremidades, y ella finge dormirse, y yo finjo cantar canciones de cuna y entonces la tarde se paraliza, Montevideo se queda tieso detrás del ventanal de mi habitación que da hacia Bulevar Artigas mientras una canción viejísima decide empezar a sonar bruscamente en la vitrola.<br />-Quiero que venga esta noche y que la escuches, quiero que la invites a beber una copa de vino, o todas las que ella quiera tomarse. Quiero que sostengas sus manos finas entre las tuyas y juegues con sus anillos y le beses los dedos. Luego te acercás a ella y le acariciás el mentón y pensás en mí, que voy a estar dibujada sobre su rostro. Acariciale un poco el pelo y la rodilla, manoseale la entrepierna y dejá que piense que la estás violando. No le recites poemas, no le cantes canciones, no acudas a la vieja sonsera de la cursilería, ella puede con todo eso. Sé lo suficientemente distante y lo esencialmente cercano. Querela como si de verdad lo hicieras y odiala como a tu propio padre. Escupile la boca mientras golpeás tu pelvis sobre la de ella, hacela gritar de placer y acabá pronunciando mi nombre.<br />Chandra se retira lentamente de mis brazos restregando sus dedos largos sobre los ojos, se corre las lágrimas y el maquillaje y queda de pie mirando sus championes sucios. Segundos después va hacia la cama y toma su pequeña carterita de mujer. Coloca dentro la caja de cigarrillos y el encendedor y se la cuelga de un hombro. Después me mira a mí, que estoy diciendo esto, de esta misma manera, en mi cerebro. Me pide que baje a abrirle, pero no puedo moverme. Me pide que la despida, pero yo no sé cómo hacer esas cosas.<br />-Te llamo mañana -dice-. Pero ahora tenés que darme un beso y bajar conmigo hasta la entrada del edificio, donde vas a darme otro beso y a decirme adiós. Vas a cerrar la puerta una vez que hagas eso y vas a subir y vas a estar en esta misma habitación y yo en alguna otra parte, pensando en la inutilidad de las palomas o alguna otra cosa que se le parezca.<br />Y ella se mueve, abre la puerta del cuarto que da al living-comedor y se queda esperando a que yo la imite, así que eso hago y destrabo el seguro de la puerta que da al corredor y al ascensor, y lo llamo, y lo esperamos los dos tomados de la mano. Y nos subimos a él y descendemos en silencio, y nos fijamos en la cuenta regresiva de los números que indican los pisos y ansiamos la planta baja, hasta que estamos allí y no ansiamos otra cosa que terminar de una vez por todas el saludo que demora siglos; y luego la beso y le digo "adiós" y le doy otro beso y la imagino en el salón de clase de la facultad en la que le enseñan a ser contadora o abogada o arquitecta, hasta que su imagen se desvanece y estoy en mi habitación una vez más con el cerebro entero para Olivia.<br />A las diez de la noche suena el timbre de mi casa, me desplazo hasta el intercomunicador y la voz de Olivia suena clara, precisa. Puedo ver sus labios con rouge modulando el enunciado a la plaqueta fría de los timbres. La hago subir y dejo la puerta entreabierta. Hace dos horas compré un malbec y está esperándola en la mesita ratona de la sala. Ella entra: primero sus piernas, largas, macizas, después su cadera ancha y su cintura pequeña. Un vestido negro que termina mucho antes de la rodilla corta la visión a la vez que la integra. También está su escote, los hombros descubiertos, el tatuaje de la clave de fa en su cuello, los labios grandes y rojos, la nariz minúscula y los ojos grises. Lleva el pelo rubio recogido por un moño también negro, y los prometidos zapatos altísimos. No lleva cartera, nunca la necesitó. Se mantiene en la firme economía de ser convidada con cigarros, de utilizar monedas para las llamadas importantes, de no ser interrumpida por ningún sonido ni vibración posmodernista, de conservar el dinero en la bombacha o en el soutién que hoy no tiene puesto. No dice nada, sólo sonríe o al menos eso puedo deducir de la extraña expresión que se forma en su cara. Se invita sola, como siempre, y se sienta en un sillón individual esperando mi saludo.Abril.http://www.blogger.com/profile/11153622012651396163noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-25188432613341505.post-8443133111397454372009-12-08T22:04:00.001-02:002009-12-08T22:05:30.822-02:00<span style="line-height: 115%;font-family:";font-size:85%;" ><span style="font-family: times new roman;">Reíte, dale, estoy parodiando tu muerte, estoy parodiando tus restos y a la mujer que camina por los senderos de tu cementerio (te moriste y lo volviste tuyo, propio, una extensión de tu sonrisa). Mi vientre es un tambor y en el pecho resuenan los alaridos de los perros que custodian tu belleza. De la mano húmeda se desprende una madre gusano que se retuerce sobre sí misma y de la mejilla te crecen hormigas coloradas que recorren tu cuerpo, y ríen, porque esta es la venganza de cuando las quemábamos con la lupa al sol. No llores, nene, te estoy hablando. Mirá cómo las piernas bailan al compás de la lluvia y la tierra se moja, el pasto se moja y los crucifijos se tambalean como en una película de terror. ¿No ves que esto es ridículo? Tu madre llora y se le agiganta el tórax. Tu padre se comprime más y más hasta parecerse a un niño; él no llora. En tu cuarto quedó sonando una canción de Spinetta y las paredes, no las ves, pero están llorando también. Todos lloran. Y vos tenés que reírte, lobo, reíte porque esto es provisorio y nunca real. Antes de esta escena hubo poemas y canciones que te decían cómo era, y vos aprendiste actuar. Actuá ahora para mí, dale, que ya no queda noche ni mediodía ni más horas. Reíte porque te podés sacudir de las prisiones y de la anarquía. No más socialismo, capitalismo, comunismo, proxenetismo. No más retórica para explicar cómo nos sentimos. Y te prometo que si te reís tu madre ya no llora. Que si te reís no hay silencio ni imposibilidad del lenguaje que valga. Desterramos a Lacan, Saussure, Freud, la poética irrisoria de Mallarmé y a todos así de rápido, con una carcajada tuya. Y bailá, nene, que ya no pueden decir más.</span> </span>Abril.http://www.blogger.com/profile/11153622012651396163noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-25188432613341505.post-77168808418403854372009-11-13T19:32:00.000-02:002009-11-13T19:33:14.925-02:00<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> Hay alguien que no está. No es una sombra ni una ausencia, es apenas el rumor de un vestido que se mece a centímetros del suelo. Pies descalzos en las baldosas frías de la cocina. Chandra tiene las uñas de los dedos de los pies de un color azul metálico. En cada dedo un anillo (no me explico cómo pueden inventar cosas tan pequeñas) o en cada anillo un dedo. Los ojos son quizá grises, quizá azules, y mira como si estuviera buscando algo que le nace del pecho y que se eleva sobre sus sienes con precisión de reloj posmoderno. En el vestido cosieron improvisadamente unos bolsillos de tela cuadrillé naranja (el resto del vestido de un algodón blanco perlado) y ella deja descansar sus manos en ellos con total serenidad. Se pasea por la cocina en puntitas, practica una danza de hace siglos que le enseñó su abuela o la madre que nunca vio con sus ojos de lince. El vapor del agua hirviendo hace rechinar la caldera en la hornalla, saca de su bolsillo un sobrecito de té y lo introduce en una taza que es enorme. Vuelca el agua. Ya no hay olor a nada que sea de este mundo –o no puede sentirlo-.</p>Abril.http://www.blogger.com/profile/11153622012651396163noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-25188432613341505.post-17886421957877039892009-10-23T20:40:00.002-02:002009-10-23T20:49:20.559-02:00<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgyTFSh4ba15tl5HRs2XgjoSl2NXVGc9eQFXJ5OFGf7VLSUY3welvBSKV6MWpvhMfWFu92EPqC6r9VSfJyDZR_RgrPeMzidXaXc6K1mmuXN21-JcQk0jjSWG0E7dPxUsZk1ehqvgRq0fco/s1600-h/Abby+090.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer; width: 320px; height: 240px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgyTFSh4ba15tl5HRs2XgjoSl2NXVGc9eQFXJ5OFGf7VLSUY3welvBSKV6MWpvhMfWFu92EPqC6r9VSfJyDZR_RgrPeMzidXaXc6K1mmuXN21-JcQk0jjSWG0E7dPxUsZk1ehqvgRq0fco/s320/Abby+090.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5395931144068738962" border="0" /></a><span style="font-size:100%;"><br /><br /></span><span style="line-height: 115%; font-family: times new roman;font-family:";font-size:100%;" >Están esos días (noches, cigarros, whiskys) que te extrañamos y te queremos más de lo que deberíamos. Están las horas, los números tachados en el almanaque que no esperan ninguna fecha; y también las caras al techo, la lluvia que ya no es lo que era, los ojos que no miran, la televisión como espejo retrovisor de lo que no somos ni fuimos ni seremos. Detrás de todo eso tu odio, la falta de, mi miseria. Y qué terrible este <i style="">pensarte</i> más allá de mí, en lugares que no conozco, en baldosas que no pisaría ni en cuentos. Podrías estar tan perdido y solo y borracho y enfermo que se me enfrían los párpados por verte revolcado en el vómito de algún linyera o durmiendo en el silencio de la tierra (y digo <i style="">tierra</i>, elemento, no planeta), acurrucado como un feto en los pechos de una puta que soy yo, dibujada con rouge en el asfalto. Pero ahora crece algo dentro de mí: insecto, vegetal o conciencia. Crece y se retuerce en mis entrañas, hace que me llene las uñas de barro, que te escriba las cartas que no van a llegarte nunca. </span>Abril.http://www.blogger.com/profile/11153622012651396163noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-25188432613341505.post-76073846299714873612009-10-21T15:21:00.000-02:002009-10-21T15:22:37.296-02:00Cangrejo Blues<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Hace tanto frío y él recostado sobre mi cuerpo. Toca mis piernas, mis manos, sus dedos se entrelazan en los míos y hace tanto frío, tanto, que ya no puedo pensar en otra cosa. Le miro los ojos, la boca, el pelo y sé que tiene miedo y frío y hambre y tiempo –sobretodo tiempo-.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">-De a ratos siento que no siento y que soy un pez sin cerebro ni memoria.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Quisiera acariciarle el iris, arrancarle las pestañas y decirle que no importa, que la muerte es otra cosa y nosotros también. Pero me callo (o eso creo) y mi cuerpo no es el mío. Afuera el ruido, la calle, la gente; adentro una orquesta de ciempiés enfurecidos. Y hablo:</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">-Mi cerebro es un escaparate de ideas surrealistas en liquidación. Breton se deshidrataría si lo besara esta noche, y yo apagaría este pucho –miro mis dedos- en su tórax o en el tuyo, lo mismo da.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Sé que no entiende, pero eso es lo de menos. Sonríe a veces, establece un campo de visión que me excluye y habla. Enciende un cigarro y cuando responde, su voz parece salirse de regiones muy lejanas de la psiquis. Pero ¿qué estoy diciendo? No podría verme hoy ni aunque me parara sobre su cabeza e hiciera equilibro con sus orejas. (No debería estárseme permitido el uso de la palabra <i style="">psiquis </i>ni para hablar de él ni para hablar de nadie). Sonrío de todas formas y continúo el juego. Soy una parodia de todo lo que se dice humano.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">-Soy dualidad y no tengo espacio. Mi nombre no me dice nada y todas mis acciones son vacías e inútiles.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">“Pero podrías callarte. Podrías intentarte vivo en una dimensión más allá de lo reconocible”, pienso. No le voy a contar de otros, no le interesa, ni le interesa esto que me sucede dentro cada vez que habla (y me sucede la opinión, el consejo inútil, los cientos de lugares comunes que podrían ocurrírseme y que se mueren antes de llegar a mi lengua). </p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">-Quizá no importe ya si esté o no vivo –dice-, no pude absorber al mundo. Hay cosas que simplemente no me pertenecen.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">-Pero eso lo saben todos. No se puede tener algo que no sale desde el cuerpo. Mis ojos no son dueños de este suelo porque lo esté mirando ni porque sea el principio de mis pies sosteniéndome.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">-Estás acostada.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">-Y yo adoro que estés entendiendo.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Sigue sin importarle todo lo que diga. Siempre pensé que la inutilidad de las cosas era algo maravilloso y por eso sigue el juego. No quiero tampoco hacerle entender que nada de lo que está viendo existe, que esto no es otra cosa que ficción, que sus palabras son un guión de todo lo que a mí se me antoja. Sería mejor si lloviera. Le pregunto si le gusta la lluvia. Dice que sí, la lluvia y el invierno. Ahora le explico que eso habla bien de todo buen cangrejo y se ríe porque es de lo más ridículo que he dicho en toda la noche. Pienso seguir mintiendo (y lo sabe). Puede que él también me esté mintiendo a mí: un hijo único no puede no forjarse un pasado de amigos invisibles, por más triste que sea.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">-Nunca fui feliz –me dice.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">-Eso quiere decir que en ningún momento de tu vida sentiste una cosa que se pareciera a la felicidad.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">-No.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">-No te creo.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">-No interesa.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Realmente no interesa. Buscar la felicidad es como buscar ser dueño del universo, pienso, pero no le digo. Sería tan fácil si estuvieras en mi cabeza, podrías verte como yo te veo y no tendría que inventar excusas ni decirte cosas que no son sólo para seguir hablándote. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">-Si muero ahora no me importa.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">-¿Y si la que muere soy yo?</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">-Tampoco importa.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">-¿Qué pensarías?</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">-Pensaría que era justamente lo que tenía que pasar. Algún día voy a reventar. Literalmente. Quiero decir que mi cuerpo va a estallar y mi cabeza y la sangre se va a derramar por mi nariz como si fuera una canilla de agua abierta y nadie va a llorar, ni siquiera mi espectro del otro lado contemplándome inerte. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">“Yo lloraría”, me digo, “pero ya no sé si porque soy idiota o porque en verdad me importa”. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">-Nunca tuve amigos, sí compañeros, pero no amigos.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">-¿Nunca nadie fue un amigo para vos?</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">-No al menos en lo que yo creo que es un amigo.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">-¿Y qué creés que es un amigo?</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">-No lo tengo definido todavía.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style=""> </span>-¿Yo no soy tu amiga? –Ni siquiera sé porqué le estoy preguntando esto. La respuesta salta a la vista en carteles luminosos, pero pregunto igual porque soy una niña torpe. No responde ni me mira ni da más señales de haberme escuchado. Vuelvo a preguntar.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style=""> </span>-No tengo amigos-dice.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style=""> </span>-No pregunté eso.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style=""> </span>-No confío en mí.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style=""> </span>-No pregunté eso.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style=""> </span>-No tengo amigos –dice de nuevo.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style=""> </span>-Yo sólo quiero saber lo que te pregunté.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style=""> </span>-No sos mi amiga –sonrío-. ¿Yo soy tu amigo?</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style=""> </span>-No –ahora el que sonríe es él.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style=""> </span>-Contestaste lo que yo quería.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style=""> </span>Está entendiendo y a mí me aburre perder. “Debe ser cosa de hijo único”, pienso. En realidad no estoy muy segura de si pienso o es una verborragia desmedida todo lo que sale de mi cerebro. Alguien me dijo una vez que podría usarlo como un revolver que no puede matar y yo estoy usándome a mí para derribar una barrera que no me pertenece (ni me incumbe, tal vez). Ahora siento que se redobla la apuesta, como si ese hombre acostado a mi lado fuera por sí solo un desafío. “No, es una persona” dice esa maldita voz en off. “Vos andá a hablar de conchas y pijas en otro cuento, nena”, me digo. Quizá esté quedando loca después de todo. Mis voces multifurcadas en la conciencia y yo acá esperando que del pecho le salten bichos o luces o cosas similares. Puede quedarse callado toda la noche si lo dejo. Puede dejarse pinturrajear por mí mientras juego a aprisionarlo sin que lo sepa (y ahora lo está sabiendo, porque todo se me sale por los poros como la música). </p>Abril.http://www.blogger.com/profile/11153622012651396163noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-25188432613341505.post-44755855352031376652009-10-10T18:15:00.001-02:002009-10-10T18:17:21.706-02:00Eyaculame acá.<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Estoy segura de que he sido una buena chica: he alimentado a mis mascotas, aprendí a cruzarme de piernas cuando la minifalda es demasiado pequeña y deja entrever mi bombacha, sé que no se deben dejar los codos sobre la mesa cuando se está comiendo y que debo masticar con los dientes y no con los dedos. Yo que sé... también aprendí a masturbarme de cara al cielo, a llorar cuando muere alguien o se me muere algo adentro, a amar a las prostitutas y a los perros y lo que no se debe, a los que no nombramos, a los que tememos. He odiado a los hombres de ojos perdidos y abrazado a los que se dejan atravesar por el viento y me he odiado a mí tanto hasta adorarme, hasta sospecharme desnuda y mutilada en mi propio centro, con sonrisas hinchadas como venas violetas o flores secas.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="">Pensar. Estar pensando y morirse. Morirse y pensarse y verse y sentirse a uno muerto y descuartizado en el callejón de alguna ciudad perdida. Salirse del cuerpo y estar tan muerto y tan vivo como siempre. No, no quiero morir solo apoyando mi espalda en un contenedor de basura con la inscripción ‘que Dios te vendyga’, con un hilo de saliva y sangre escurriéndose de mi boca, con la entrepierna mutilada y vacío de órganos. Quiero perpetuarme como especie de mí mismo, para siempre, continuar mi existencia hasta que el mundo se estalle. Quiero ver mis manos envejecer y seguir jóvenes, ser simultaneidad entre momia y espectro, saltar los edificios valiéndome de la garganta o las pestañas y no temblar de frío nunca más en invierno. <o:p></o:p></i></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">He escondido mis ojos y mi boca de los que me quieren, y me he amarrado los tobillos a una porción de tierra que no me pertenece. Tomé una decisión y la llevé hasta el infinito y la multipliqué por todos los rostros que esperé ver detrás de una canción que nunca escribió nadie pero que suena entre los árboles de Montevideo, y esperé... esperé el regreso de mi alma y de mi otra, la resolución de un poema escrito en otoño y para mí del que no se sabe nada.<br />He sido una buena chica, pero ya no puedo escuchar la lluvia ni sobrevivirme entre la mugre de 18, elegir un ómnibus que me lleve hasta mi infancia sólo porque sí o recorrerme entera cuando todos están durmiendo.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="">Hoy soy un soldado de plástico. Hay mentiras que no se escuchan si estás hecho de porcelana. Quisiera ver a mis padres, sostenerme del cuello de mi madre y gritarle que hoy soy otro u otra, decirle que estoy obligado a echar mi cabeza hacia atrás mientras vos </i><i style=""><span style="">me tirás polvitos blancos que son cocaína y a mí me gusta y quiero ser puta, decidí que quiero ser puta, usar tangas rosadas o de leopardo o amarillas o rojas o verdes o marrones o escarlatas y decirle a todos que soy puta y que salgo tanto y que no beso porque el beso es amor y no gimo, porque es otra tarifa y que me gustan las medias a rayas y las polleras cortitas sobre todo si está sonando la Mona Giménez en el alto parlante de algún bolichongo de cuarta.<o:p></o:p></span></i></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Ya no puedo escribir ni sentir ni decir la palabra <i>amor</i> sin escuchar a un costado de ella la risa casi inevitable, la certeza de que se ha caído y se ha roto para siempre.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="">Mi nombre fue violado en el silencio.<o:p></o:p></i></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El hombre que debí ser mastica a la mujer que soy y se atraganta con mis cenizas. Hay una lucha a través del tiempo para llegar a lo que no me fue entregado antes y que ahora está esperando en algún rincón del universo para que yo lo estreche entre mis brazos mientras se pierde entre otras piernas. <i style=""><o:p></o:p></i></p>Abril.http://www.blogger.com/profile/11153622012651396163noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-25188432613341505.post-58282206547400155662009-09-27T04:30:00.003-03:002009-10-08T02:05:22.761-02:00Mirá cómo me río.Abril.http://www.blogger.com/profile/11153622012651396163noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-25188432613341505.post-80359876005995140662009-08-07T18:43:00.003-03:002009-08-07T20:01:58.876-03:00<div style="text-align: justify;"> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size:85%;">-Está muerta, muertísima... Sale de mis sueños y se revuelve en mi cama, me mete los dedos en la vagina y yo siento miedo porque es etérea, porque se va a apoderar de mí cualquier día que yo no me dé cuenta y va a caminar como yo camino, le va a besar la frente a mi madre como yo lo hago, va a cerrar las puertas de mi casa con la misma precisión que yo cuando estoy hastiada y le va a besar la pija a él como yo se la beso. Yo y ella, ella y yo... Te juro que me hace el amor de madrugada, siento su lengua en mi boca y no me puedo mover y me quedo callada, cierro los ojos tan fuerte como me es posible y trato de dormirme aunque su peso me entrecorte el aire.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size:85%;">-Vos no tenés madre.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size:85%;">-Después me despierto llorando y me duelen las caderas y el pecho. Sueño que mi madre muere, que mis perros mueren, que me visita en madrugada y se queda en mi casa y mira programas inútiles con él sentada en esas sillas que no usamos nunca y yo la quiero sacar de ahí pero no se puede. Sueño también que ando desnuda por mi casa, con las tetas al aire y lo busco a él y lo beso y le digo que me toque, pero ya no quiere ni mirarme.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size:85%;">-Está muerta, che, dejala en paz. </span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size:85%;">-Es ella la que no me deja en paz. Te digo que me busca en todas partes, está en todo Montevideo. Ayer me subí a un 109 y estaba caminando por Camino Carrasco, entre la mugre y las bolsas de plástico y los pastizales. Parecía una novia dejada en el altar, con el maquillaje corrido y las ligas que se le caían de los muslos. Siento miedo, tanto miedo, y no puedo pararla, no me deja pararla.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size:85%;">-Eso te pasa por ser hija única y tener un Edipo mal desarrollado.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size:85%;">-Me está matando, ya no controlo el miedo. Fumo tanto que si exhalo de los pulmones me sale tabaco con olor a cuerpo de perro muerto.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size:85%;">-En las madrugadas de acá siempre hace frío, no importa que sea invierno o verano, siempre hace frío. Por eso me cubro de música los oídos y la ciudad se estremece en cada paso que doy. Después me convierto en miedo. Quiero decir que mi nombre se vuelve Miedo, respondo a un vocativo que sólo vos conocés. La música se hace más y más estridente y mis ojos parecen dos planetas saliéndose de sus órbitas, entonces siento miedo por los demás. Ellos me miran, Chandra, me miran como si yo fuera un psicópata con un cuchillo y fuera a atravesarles la yugular.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size:85%;">-Anoche la oí gritando mi poema favorito, parecía desdoblarse en cada palabra y tuve que gritar yo a la par de ella para que se callara de una putísima vez. <i style="">Señor, la jaula se ha vuelto pájaro</i> y me miraba, me miraba sabiendo que estaba abriéndome el vientre y se reía. </span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size:85%;">- Entonces la música se apodera de mí y tengo que arrebatarle el alma a alguna anciana. Y mirame, decime si no soy simpático pensando en “almas”, si no parezco un vampiro de la noche asustado por un principio de sol que tal vez no llegue nunca.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size:85%;">-Y ya no me deja ni dormir. Me despierto a las tres de la madrugada empapada en sangre y sudor y tengo que salir a la calle, correr todo lo que pueda y tomarme un taxi hasta ciudad vieja para darme cuenta de que todavía soy yo, de que reconozco los lugares y las casas y los bulevares. Me senté en un bar cerca de la rambla a respirar el olor del mar. No me preguntes por qué, pero estaba abierto. El mozo me sirvió una grapa, pero te juro que yo no la había pedido, si apenas podía hablar… y como no había nadie se sentó a mi lado y se sirvió un poco él. Empezó a tocarme la rodilla y me di cuenta de que eras vos. Sus labios eran iguales a los tuyos, se le dibujaban las mismas líneas que a vos cuando sonreís, y cuando habló tenía el mismo tono de voz cuando hablás por primera vez después de haber estado muchísimo tiempo callado. Le sacudí un poco el pelo y sentí el mismo perfume dulzón que siento cuando te lo hago a vos, así que me fui con él a la cocina y dejé que me chupara la concha hasta perder todo rastro de conciencia… No tuve miedo, por primera vez en trece años no tuve miedo.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size:85%;">-<span style=""> C'est le malaise du moment.<o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size:85%;"><span style="">-Pero claro que no la chupaba como vos. Me vi a mí misma desde las alturas, contemplada por miles y millones de partículas inmóviles y volví a petrificarme en mi cama como todas las noches, herida en la miseria de no saber decirme.<o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style=""><span style="font-size:85%;">-Eso le pasa a las señoritas que mueren de ficción.</span><o:p></o:p></span></p> <span style="line-height: 20px; font-size: 14px; font-family: arial,tahoma,verdana;"><span style="font-family: times new roman;"> </span></span></div>Abril.http://www.blogger.com/profile/11153622012651396163noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-25188432613341505.post-22477330453929970082009-08-02T07:26:00.004-03:002009-08-02T07:33:11.143-03:00<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="">Los pájaros sólo tiemblan en el oscuro.<o:p></o:p></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: right;" align="right"><i style="">“Pero quién habla en la habitación llena de ojos. <o:p></o:p></i></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: right;" align="right"><i style="">Quién dentellea con una boca de papel”.<o:p></o:p></i></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: right;" align="right"><i style="">Alejandra Pizarnik, “Continuidad”.<o:p></o:p></i></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><i style="">04.46 am:</i> Ya no siento el teléfono ni los despertadores ni los gritos de las baldosas de las avenidas cada vez que camino sobre sus narices. Hoy podría ser un cenicero o el sueño de cualquier princesa y estoy tan roto que ya no vale de nada la vigilia, este esperarme a mí mismo para levantarme de la silla y buscar abrigo, beberme desde las entrañas para luchar con mi sombra que camina detrás de mis tobillos y que se mueve más que yo, camina más que yo, sueña más que yo. Tengo frío, siento el frío. Una prostituta me regaló una flor que se llama Buenos Aires y prometió que estas calles jamás serían nada sin mis zapatos, por eso dejé caer una gota de whisky en la entrada de mi casa y presioné el timbre de todas mis amantes para esperarlas sin dejar que mi cara se viera entre las líneas de la noche. Por eso me abracé a la infancia y al vientre de algún muerto, reclamé mi identidad y nadie respondió cuando mi caída se hacía carne o viento. Tengo frío, siento el frío. Alguien me bebe desde las sombras, alguien se emborrachó de mí y ya no recuerdo su nombre ni su cara.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style=""> </span><i style="">05.23 am: </i>Celebro el destierro de los pájaros. Mi memoria es un sendero que se bifurca y que se rompe en las raíces de los árboles que me contienen. Soy el dueño de la noche, un taxista endemoniado recorriendo la ciudad que no puede verse en el mapa y tengo miedo, pero estoy borracho. Mi ebriedad es una mujer en una sala de parto dándome a luz a mí y tengo que extirparle el útero para poder dormir a su lado cada mañana sin sentirme el aborto del suicidio, el pasajero número veinte en una estación de trenes que no van a ninguna parte.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style=""> </span><i style="">05.34 am: </i>Un hombre de rostro pálido preguntó mi nombre desde la otra acera. Ya no tengo miedo ni frío ni estoy ebrio. Absorbido por la noche transito los pliegues de mi cuerpo y de mi voz y me reconozco vivo por cada luz que se enciende, por cada peldaño que me toca subir para entregar estos diarios que no me pertenecen. Un titular reza: <i style="">La rebelión de los candelabros ya es un hecho. </i>Lewis Carrol estaría orgulloso de mi delirio, mi madre secaría sus lágrimas en el puerto viéndome partir, mi padre golpearía mi hombro como ofrenda de virilidad y mi hermana haría un traje con mis oquedades para que yo sea emperador de una tierra que lleva mi apellido. Con la retina dibujo las manos que no me abrazan la cara o las lágrimas que no dejé correr cuando ya era demasiado tarde para decidirme espectro. Cada vez que digo me convierto en melodía –y más que melodía soy el ritmo de una sinestesia-, cada vez que me agito sobre alguien me vuelvo ficción y entonces soy lo que <i style="">un algo </i>esperaba. ¿Y qué decir de mí si ya no siento los brazos, los muslos, la cadera? ¿Qué decir de mí si la ciudad se vuelve más y más convulsa y mis dientes no dejan de golpearse entre sí y mi lengua se disuelve en mi mandíbula? Ya no hay palabras para buscarme entre puntos y líneas y renglones. Sólo un dibujo se desprende de mi mano, sólo una tierra se deja erotizar por este andar abandonado.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style=""> </span><i style="">05.55: </i>Una orquesta de hormigas y ciempiés está cruzando hasta encontrarme, encienden una hoguera en mi pecho, se frotan las patas en el fuego de mis vellos y ya no tengo dónde esconderme. Soy la noche, pero ya el sol empieza a asomarse entre los edificios y esta hora se desliza inválida entre mis ropas. Buenos Aires o París o Tokio o los jardines de los que ya no se habla, están cubriéndose de sol y yo soy la noche. Me bebí en la noche. Besé las avenidas y los bulevares con bocas que no son mías y dibujé esta noche empapada de ojos que no se cierran nunca, de pestañas que bailan como si un piano estuviera marcándoles el ritmo. Soy la noche. Nadie detrás ni delante, sólo el sonido de mis pasos amortiguados por el frío y la niebla, el terror del cigarro quemándose entre mis dedos y la canción que canta un muerto para mis oídos o cualquiera de mis órganos. Quisiera poder hablarme desde adentro, pero esta voz no circunda el día. <i style="">Los pájaros sólo tiemblan en el oscuro.<o:p></o:p></i></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style=""><span style=""> </span>09.09: </i>De regreso al fuego las sábanas son una montaña, una cueva, un laberinto impenetrable. Una risa se sacude en el aire y tengo que cerrar los ojos y sentirme vivo. Ya no hay nadie, sólo así se puede estar a salvo de uno mismo. Soy la noche, un príncipe del insomnio y de la luna. Ya no hay nadie, sólo el grito amortajado en una hora perfecta. </p> <br /><br /><br /><div style="text-align: right;"><span style="font-style: italic;">A un principito que me camina.</span><br /></div>Abril.http://www.blogger.com/profile/11153622012651396163noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-25188432613341505.post-44647127021398621492009-07-29T02:46:00.001-03:002009-07-29T02:49:13.695-03:00<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-P6H2GW7ynd6OVBQdXszJ-zNm88UQyJgAvlCjwude1iL39iw7LkSdJLtI-gZJHC2qIYB_SfQEbgyX7yAt5vRz4uIKIud5u6Auz2Ru48Bx4LXyzJrqLGHxmvj_KhhmciVIhV-ft3koI2c/s1600-h/DSC00506.JPG"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer; width: 320px; height: 240px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-P6H2GW7ynd6OVBQdXszJ-zNm88UQyJgAvlCjwude1iL39iw7LkSdJLtI-gZJHC2qIYB_SfQEbgyX7yAt5vRz4uIKIud5u6Auz2Ru48Bx4LXyzJrqLGHxmvj_KhhmciVIhV-ft3koI2c/s320/DSC00506.JPG" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5363754998517317026" border="0" /></a><br /> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="">Dígalo, señora, cuéntenos de los problemas que le nacen de la vagina.<o:p></o:p></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">No funciono. Ella dijo que algo dentro está roto y empezó a agitarse con el viento y a tocarse las tetas en un ataque compulsivo. Somos las putitas de Pizarnik, las pendejas seudo-suicidas que se ríen del suicido, la muerte teatralizada, casi satírica, tan ridícula como sustituir concha por flor como una forma de retórica válida. (Y una voz <i style="">equivocada</i> que dice que <i style="">todo lo que es retórica es eufemismo</i>). <span style=""> </span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Mi voluntad no existe o está anulada por un principio de inercia que no busqué más que en el subconsciente. Esto es que todo aquello que mi <i style="">yo</i> se proponga conseguir resultará sistemáticamente socavado por un <i style="">otro yo</i> que funciona como verdugo de sí mismo. <i style="">Mi psicólogo no me quiere porque no existe</i>, dice mi voz en off y amplificada en las paredes del cerebro. Y ese señor regordete, sentado detrás de mí en un sillón de terciopelo, se deleita con verme las venas azules y violetas de las muñecas y se regodea y saca esa malformación de la especie humana que es el pene y lo acaricia como quien acaricia la tapa de un libro antes deseado y que ya no lo había por ningún lado. Bah, cuántas cosas, señora. Y de seguro usted, al igual que yo, en vez de pene esperaba vagina, una vagina igualita a la suya, y soñaba con besar los labios de todas las princesas de plástico que caminan por ahí sin saber que una las mira lasciva sólo porque es como mirarse en un espejo o en una cinta de video cuando se tenía quince años. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Soy mentira. Hay un hombre de brazos quietos que espera mi llegada en una esquina de Montevideo y yo le miento. Le miro los ojos de perro y le miento para que se vuelva gato o comadreja, para que me pida besos y pueda negárselos y decirle que esto entre mis piernas es para mí nomás, no para tributo del amor físico. Pero nada de esto pasa. Me mira, claro, y me espera sin decir ni callar, me mira a mí que soy la mentira y se va ahuecando, se vuelve cóncavo y más débil y entonces siento que quizá deba quererlo, esperarlo en mi casa cada tarde a las tres, presentárselo a mi madre y decirle que me gustan las flores el día de los enamorados, despeinarle el pelo y decirle que lo amo porque es así y para mí, y entonces, oh Dios (sí, yo, la que siempre fue atea), tengo que reprimir ese indicio de vómito que me nace del estómago y golpearlo tanto hasta deformar su cara en mi memoria. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Pero no, señora, no es la violencia a lo que usted está asistiendo. Detrás de todo esto tiene que haber una forma de deseo escondida, un vivirse más allá o acá de la palabra, una deformación del significado preconfigurado (o al menos antes de mí) que sea involuntario. <i style="">¿Y qué es lo que quiero?, </i>me preguntan los rostros de las muchachas ebrias de la calle. Si al menos pudiera refugiarme en la conciencia de establecerme a mí misma en una forma del querer, podría dilucidar si aquello que espero es concha o pene, quizá, aunque la dicotomía no es nunca tan acertada. <i style="">Somos las putitas de Pizarnik, las enamoradas del autor implícito que es Onetti y esperamos tenerlo dentro, absorberlo, por más viejo y panzón y cirroso, tenerlo dentro y decirle dulces palabras al oído y pedirle que nos vuelva papel y soñar y morir en una ciudad destinada al fracaso y a la fatalidad como principio de belleza elevado.<o:p></o:p></i></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Entonces no está, ni la mujer ni el hombre: la palabra. No como vivir por ni para la palabra sino <i style="">en</i> la palabra. Una forma de narrarse para no ser lo que se es en un mundo tridimensional que no es de nadie. Tampoco está el movimiento casi imperceptible de volverse andrógina, metamorfoseare en una suerte de individuo sin sexo o viceversa. Amarse a una misma como los hermafroditas, o menos, construirse personajes que encajen en los brazos con los que nacimos y vivir en la ficción que se construye por el verbo. Si me siento esta madrugada en un banco de la plaza del Entrevero es para esperar a ese fantasma que me acariciaba el pelo y me pedía que le contara historias de los cumpleaños que nunca festejé, de los hombres con los que no me casé y de los hijos que no pude conservar en el vientre. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="">Mi ficción son los órganos inventados debajo de la piel, mi amor el de un náufrago que ignora la certeza del regreso y por eso se aferra a una memoria construida de labios que lo besan en la noche.</i> No quererte está costándome la ruptura de todo lo que hay debajo del vestido. Soy mentira, no funciono.</p>Abril.http://www.blogger.com/profile/11153622012651396163noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-25188432613341505.post-78451956749482917592009-06-01T16:30:00.001-03:002009-06-01T16:40:17.627-03:00<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: times new roman;"><br /></span></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: times new roman;"><br /></span></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: times new roman;">-Soy una nena- dijo incorporándose de un salto de la cama mientras dejaba al descubierto su desnudez-. Mi vientre es el de un niño antiguo, mis ojos son a un tiempo soles y lunas y canciones de cuna que cantan las abuelas que nunca tuve. Mi vagina la de una reina, mis labios escarabajos disecados detrás de una vitrina en algún museo para locos.</span></span><o:p></o:p></span></p>Abril.http://www.blogger.com/profile/11153622012651396163noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-25188432613341505.post-38738259723176839232009-03-23T14:20:00.004-03:002009-03-23T14:55:05.465-03:00<div style="text-align: justify;">18 de octubre de 1954.<br /><br /> Nunca odiamos esta tierra; nos absorbe como si fuésemos agua o ríos de papel enmohecidos. Y vos sabés que no tiene sentido, que los ojos de todos los gatos igual pueden tragarnos y seguiríamos siendo peces en el estómago de una prostituta famélica y borracha. Pero acá todo se parece, entonces creo ver tus manos en los tranvías o tu pollera violeta en los edificios. Y las sábanas, nena, las sábanas son junglas en gargantas que no terminan nunca.<br />Te estoy mirando y seguís tan linda y tan nena que de mi pecho salen corriendo todos los niños de algodón que una vez te prometí; se encuentran contigo, inventan lo que no soy capaz de hablar y se retuercen en vos. Vos. Ahora me río... Me dijo el Mascota que tenía que contarte, decirte las cosas, pero al final nunca me sale. Este espacio tiene un nombre y no puedo... Pero nunca odiamos esta tierra. La caminamos para olvidarte y traerte todos los regalos de los que sea capaz y odiarte.<br />Voy a mutilarte más tarde, voy a tener que ser el aborto de tu piel desperdigada en el suelo como un montículo de ropa sucia y otras máscaras. Los cuentos de amor, el vino, el tabaco y las piernas de una dama que me deje asomar mi rostro por su vagina. Y que vos no seas. Pero tan linda, tan linda y triste, de cara a la ruta, esperándome a mí con los brazos cubriendo las piernas mientras te fumás los puchos que te di, pendeja. Y reíte que yo me río porque el Mascota me dijo. Y si vos vieras esta tierra no la odiarías un carajo y te volverías la piba de mí.<br /><br /></div>Abril.http://www.blogger.com/profile/11153622012651396163noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-25188432613341505.post-88943760558219248862009-03-17T15:35:00.000-03:002009-03-17T15:49:13.156-03:00<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZlRMUhOMhuORywcqY5HZk30xh6ToNDui9h_NT7jeizY9bi-2rgXuy5jpPWXSUYEE4LYoeopxSs5DOmMA-OLtoIel2Jl_W6Rfy915fM8n5OCIfguZD8O0GzK7GAO8ywdO2rCcUWzG6nnc/s1600-h/Of+This+Men+Shall+Know+Nothing.jpg"><img style="margin: 0pt 0pt 10px 10px; float: right; cursor: pointer; width: 245px; height: 320px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZlRMUhOMhuORywcqY5HZk30xh6ToNDui9h_NT7jeizY9bi-2rgXuy5jpPWXSUYEE4LYoeopxSs5DOmMA-OLtoIel2Jl_W6Rfy915fM8n5OCIfguZD8O0GzK7GAO8ywdO2rCcUWzG6nnc/s320/Of+This+Men+Shall+Know+Nothing.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5314228765641656130" border="0" /></a><span style="font-size:100%;"><span style="line-height: 20px;font-family:times new roman;" >C'est le malaise du moment,<br />l'épidémie qui s'étend,<br />la fête est finie, on descend,<br />les pensées qui glacent la raison.<br />Paupières baissées, visages gris,<br />surgissent les fantômes de notre lit;<br />on ouvre le loquet de la grille<br />du taudis qu'on appelle maison.<br /><br /><span style="font-weight: bold;">Protect</span><span style="font-weight: bold;"> me</span><span style="font-weight: bold;"> from </span><span style="font-weight: bold;">what I</span><span style="font-weight: bold;"> want<br /><br /></span>[Protège-moi, protège-moi].<br /><br />Sommes-nous les jouets du destin<br />souviens-toi des moments divins<br />planant, éclatés au matin,<br />et maintenant nous sommes tout seuls.<br />Perdus les rêves de s'aimer,<br />le temps où on avait rien fait,<br />il nous reste toute une vie pour pleurer<br />et maintenant nous sommes tout seuls.<br /><br /><span style="font-weight: bold;">Protect</span><span style="font-weight: bold;"> me</span><span style="font-weight: bold;"> from </span><span style="font-weight: bold;">what I</span><span style="font-weight: bold;"> want </span><br /><br />[Protège-moi, protège-moi].</span><br /></span><span style="line-height: 20px;font-family:arial,tahoma,verdana;font-size:14;" ><br /></span>Abril.http://www.blogger.com/profile/11153622012651396163noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-25188432613341505.post-59947807527647189112009-03-06T03:12:00.000-02:002009-03-06T03:55:28.396-02:00<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjGoS9gV5XtiKlsqDNDPVZFGyawa9G4NVDlO5g71MEFS8xVfzdmB9zu2bXnG5sykaixazJwqmiKPsS3MInVOuEblS9Wji8DDexEjiegI-BkuZTOPSri4HX8-gfW84yvbLWbOwC36kXH_aY/s1600-h/DSC00523.JPG"><img style="margin: 0pt 0pt 10px 10px; float: right; cursor: pointer; width: 240px; height: 320px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjGoS9gV5XtiKlsqDNDPVZFGyawa9G4NVDlO5g71MEFS8xVfzdmB9zu2bXnG5sykaixazJwqmiKPsS3MInVOuEblS9Wji8DDexEjiegI-BkuZTOPSri4HX8-gfW84yvbLWbOwC36kXH_aY/s320/DSC00523.JPG" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5309943799827875938" border="0" /></a><br /><div style="text-align: justify;"><br /><br /><br />-No busques placer, nena- susurra Franden en su oído.<br />-Hablás como si la muerte fuera esto- le dijo-. Voy a desprenderme los zapatos para que te des cuenta, voy a cantarte una canción con mis labios de rouge.<br />-Miralos a los ojos como si fueran volcanes.<br />-Las luces son más volcanes que esos ojos, que todos los ojos que jamás vi.<br />-Pero esas son cosas de las que no sabés- niega él mientras mastica carbón.<br /><br />-Los ojos que vos tenés sí que son volcanes.<br />-¿Podrías jurarlo?<br />-No tendría sentido.<br /><br />-Ya veo.<br /><br />-Es que de rodillas te veo mejor, tu rostro se ve mejor, con una nitidez desconocida.<br /><br />-Para que me veas así tuve que quitarme el traje de proxeneta, pinturrajearme la cara detrás del mostrador en cuclillas, después del último whisky, y empolvarme la nariz como si fuera un sucucho reciclado del ayer.<br /><br /><br />Y se callan.<br /><br /><br /></div>Abril.http://www.blogger.com/profile/11153622012651396163noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-25188432613341505.post-46421070098106851392009-03-01T21:53:00.000-02:002009-03-01T23:30:52.080-02:00de.já.de.mas.tur.bar.te.con.el.vien.to<div style="text-align: justify;"><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br />También estuvo el silencio, la desgracia de quererte, el hilo que te conducía como a un muerto por las calles del pueblo haciéndome creer que todo esto estaba deliberado o inventado por alguien más de antemano y para mí. Ahora la sangre se me sale de la boca y al final es sólo eso, saber mirarte y decirte que ojalá sepas ahogarme; después retorcerme los dedos en el vestido y "ojalá ella sepa ahogarte a vos, que no sos".<br /><br />Tenerte así es mentirle a la mentira, decís.<br /><br />Pero es que a veces tengo que violarte o lastimarte los dedos con cuchillos de plasticina, taladrarte los pies o serrucharte las muelas para que grites o me sientas respirar a un lado de vos. Y es que esta sangre se me sale de los poros, digo, y la bombacha se ve porque no queda otra, entonces las madres de la tierra nos entrenan en cocinas de leña para delantales verdes. Manteles y manteles como abismos y niños de rostro y manos sucias a la mesa, derechos y huecos, que nos miran pensando en madres al cuadrado en domingos como hoy.<br />Vamos a tener que seguir siendo las putitas de todos los días, las que te amamos y lavamos tus medias y calzoncillos cuando volvés del mundo, después de ella, con los ojos llenitos de sexo y caricias, con la cerveza todavía en la garganta... y nosotras llorando en los rincones, mirándonos en la lluvia, yo diciendo que ojalá nadie sepa ahogarte como yo, que nadie te mire como te miro ni te desgarre en el silencio mismo de no saber decir. Y vos abrazándome para que me olvide de que es mentira lo que no soy.<br /><br />[Si gritás onomatopeyas en libros de cemento quizá me muera o quede inmóvil hasta la ceguera tuya.]<br /><br /><br /></div>Abril.http://www.blogger.com/profile/11153622012651396163noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-25188432613341505.post-42856706997820735502009-02-05T01:12:00.000-02:002009-02-05T01:54:09.686-02:00Y que se confiese algo después de todo; el nombre, la línea que divide lo inadmisible, que vos seas vos y vos más que vos como una resta o una división inconexa.<br />(Las cosas que no empiezan nunca).<br />Bueno, tengo un nombre, como la mayoría de las cosas que pasan por la tierra y son vistas por los humanos. Darme un nombre, uno propio, mío y de nadie más, es convertirme, materializarme o todo lo contrario. Así que me bautizo cada día, en ceremonias clausuradas que no me tienen de anfitriona. Supe ser Julia, Simona, Marcelina y tantas otras, ahora adentro de la piel y saliéndose como vellos claros al sol... Y qué te importa, después de todo. Hablarle a la pared, dicen ellas. Ay, pero ellas se ríen tanto tantísimo como brujitas y entrecierran los ojos para verme más de cerca. Pero no calculan ese ojo (el izquierdo) que llora inevitablemente cada vez...<br />-No te vistas así, nena.- Apuntás.<br />-Vos sos la risa.- La que dispara siempre soy yo.<br /><br />-¿Sabés? La sábana está corrida, una parte del cuerpo sobre el colchón este y siento que debería aproximarme cada vez más hacia el sitio recubierto o levantarme y hacer la cama, para desarmarla otra vez y mil veces más.<br />(Respiro).<br />-Pero nada, sigo corriéndome de lado... De todas maneras me molesta esto, me molesta correrme y que se corra y todo así, que parece tan premeditado (...) ojalá durmiera por horas.<br />-No seas así<br />-No, no es un lamento ni nada. Tengo sueño y pereza. Así que eso sólo manifiesto... sueño, pereza. Tengo ganas de decir, creo, decir cosas. No me importa... Yo te voy a usar. A vos y a mí. Sí, como un capítulo.<br />-Usame, pero no como un capítulo; no por ahora.<br />-¿Como qué?<br />-Usame como... un revólver sin balas. Podés gatillar, gatillar sin que pase nada malo.<br />-Te usaría como un revólver (gastado y vos sos mancha mancha mancha). Seguí diciendo. Decime, escribime a mí. Pero te uso de todas formas.<br />-Usame como un revólver.<br />-No servirías para nada. Quiero matarte.<br />-Hay que matarse o comerse.<br />-Pero eso lo dije yo.<br />-Como todas las cosas.<br />-Tolerar tu silencio es como desangrarme en un vaso de jugo tang.<br />-Escupime la cara.- Sonríe.<br /><br />Las brujitas en realidad pasan la mayor parte del tiempo entre risa y risa. Predicen (dicen) estas cosas que me pasan y después todo se da vuelta como tortilla de papa. Una me dijo una vez (back in 2004) eso que me pasaba a los diez o incluso antes. Dice que vio lo que yo era y tuvo que lanzar una carcajada al aire.<br />-Vos sos cruel.<br />-Y vos mocosa mocosa mocosa... Por eso te castigo.<br /><br />"No olvidar la confesión". Sí, tengo un nombre, pero a esto ya lo dije. También tengo una edad, un espacio físico que me contiene, un tiempo que me rodea y una cajita llena de mentiras. Está Pánfilo acostado, la cabeza terriblemente tendiente hacia algún costado (prefiere el derecho y después la tortícolis) y comida vegetariana por todas partes del cuerpo y en la heladera. Ivonne (para los privilegiados de la familia) dispuso la Coca-Cola sobre la mesa como trofeo de verano.<br />-Madre, ya van tres días, que no vuelva la adicción.<br />-Pero yo te juro...<br />Callate. Sí, me callo. Te tuve que elegir, usar, nombrar, violar, después borrar. Sobrevolás y cómo te odio por eso.<br /><br />-Preferiría matarme antes que comerme.<br />-A veces no queda otra.<br />-Pero el abrazo que te doy es como brisa.<br />-Es como un pedo... Salí de acá.<br /><br />Hace cuatros años yo estaba tan sola como ahora (mocosa mocosa mocosa), pero tenía una ventana que daba hacia una placita de juegos que era tan linda. Yo lo miraba (te miraba, pero vos no estás en esta conversación como tantos otros) y lo inventaba en mi vida, mamá, papá, hermana, tíos y tías y amigos y una novia (que era yo, y ridícula). A la vuelta de casa estaba el quiosco, él detrás del mostrador (y esto sí que no es invento) y un buzo que después miré tan de cerca hasta la miopía. Pasa el tiempo a veces... Creo que sólo esa vez pude imprimir lo que imaginaba hasta la enfermedad. Apareció, sí. Qué lindo que apareciera de verdad y verlo y encontrarlo por todas partes, verme obligada a saltar ciertas baldosas en la calle sólo porque miraban como él y yo sin ganas de romperle la nariz. Caminar así duplicaba el absurdo, lo sé. Brujitas de pacotilla (adjetivosdechupetín). Hace cuatro años... y ahora, hace poco más de ocho horas una frase y bang. "No olvidar la confesión". Sí, no olvidarme de confesar que adoro la autocompasión, mirarme al espejo cuando tengo la nariz roja y los ojos tan hinchados como hoy. Que no sepa nada, que no tenga idea de que estoy así sólo porque él lo dispuso. Y yo que creo en el destino siempre. Cállenme, sí, pero no quiero.<br /><br />"A" dice: "No puedo verte así".<br />"B" agrega: "No quiero verte así".<br />"C" gesticula -pero no lo escucho-: "No quiero verte".<br />Y yo (abcdefghijklmnopqrstuvwxyz): "¡Bang! Que se salpiquen todos en el semen de Dios y me corten las puntitas del pelo con una rasuradora eléctrica".<br /><br />No sé cómo se construye un final, cómo detenerme antes para explicar esto y que todo sea tan explicativo como yo quiero que sea. Pero al final de cuentas no quiero la explicación ni la miseria ni la carta que no llega nunca, porque él no escribe, porque lo dibujaron al revés de mí. No quiero las preguntas ni los detalles. DECIR DECIR DECIR, pero para mí.<br /><br />Te tuve que usar al final (y es que vos no sos él ni estás en la placita con ella ni en mi cuarto mirando el techo mientras yo miro tus zapatillas). Gatillar gatillar.Abril.http://www.blogger.com/profile/11153622012651396163noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-25188432613341505.post-57561368037975357482009-02-04T17:16:00.001-02:002009-02-04T17:19:02.828-02:00Así.Así.Así.Así.Así.Así.<br /><br /><br /><br />[Plaplaplá].<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br />. Se van todos a cagar :)Abril.http://www.blogger.com/profile/11153622012651396163noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-25188432613341505.post-38473961027400836932009-01-06T23:25:00.000-02:002009-01-07T00:00:44.911-02:00<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiufjLyTldsb_C7xS_Txvj88DywWjQAh0ka0uXOWG0A9Fgjn8_uUbbfubVKPZbFxVStQ-dx0G_8r92q9ift111LmGZOhj_Kk4aHyFiFQJXVf091c-lTsJgQgP1onSDi0Ri4yzsGH1v6EDg/s1600-h/DSCN2362.JPG"><img style="margin: 0pt 0pt 10px 10px; float: right; cursor: pointer; width: 320px; height: 240px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiufjLyTldsb_C7xS_Txvj88DywWjQAh0ka0uXOWG0A9Fgjn8_uUbbfubVKPZbFxVStQ-dx0G_8r92q9ift111LmGZOhj_Kk4aHyFiFQJXVf091c-lTsJgQgP1onSDi0Ri4yzsGH1v6EDg/s320/DSCN2362.JPG" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5288365450879320418" border="0" /></a><br /><div style="text-align: justify;">Estuve antes en un punto como este, sobre los mismos championes gastados -que mamá sólo lava a escondidas y entre risitas nerviosas- y con el viento que corre este pelo así, hasta la visión, hasta que pienso que toda yo soy un montículo de sal y voy detrás de las palabras para alcanzarlas a tiempo, antes de que entren por las pestañas y traspasen la barrera de los dientes. Ya había pisado estas baldosas, con la misma parsimonia, el gesto de cansancio que nunca evito, la mirada que es más de ella que mía y que se me escapa a no sé dónde, hacia rinconcitos de pasado que no existieron jamás y que tuve que inventarme para saberme niña entre tantos gigantes.<br />Ya no sé lo que digo. Todo se escurre entre paredes y batallas de gentes absurdas. Las cuestiones del karma son como jeroglíficos o cosas todavía más imprecisas e indescifrables en este espacio mío. Y cuando digo es como si la convicción en verdad existiera. (Después llega el mensaje, la pantallita que estalla de colores, y los dedos se golpean y suenan a mis espaldas como si yo no me diera cuenta). Cuando digo todo esto no existe: el cuarto trasladado, los cambios de planes, los chistes, las bromas, las peleas, esta cerveza deslizándose por la garganta y llevándoselo todo en remolinos y estómagos ajenos. Y si pido que vuelva la certeza es como negar todo lo que construyo, volver a los quince años de sopetón sólo por lo dulce de la palabra. Como si en verdad esperara sentir el olor de las diecinueve en el living de la abuela Aurora, el mate lavado y el informativo quenuncadicenada.<br />Espero entre espejos que se dan vuelta... y el movimiento no cesa. Es leer entre pancartas lo silenciado: "El agua o el aceite; la complementación de los polos; el calentamiento global; vos más que vos; lo uno o lo otro; amase hasta obtener un bollo liso y deje leudar al doble de su volumen".<br /></div>Abril.http://www.blogger.com/profile/11153622012651396163noreply@blogger.com0