sábado, 10 de octubre de 2009

Eyaculame acá.

Estoy segura de que he sido una buena chica: he alimentado a mis mascotas, aprendí a cruzarme de piernas cuando la minifalda es demasiado pequeña y deja entrever mi bombacha, sé que no se deben dejar los codos sobre la mesa cuando se está comiendo y que debo masticar con los dientes y no con los dedos. Yo que sé... también aprendí a masturbarme de cara al cielo, a llorar cuando muere alguien o se me muere algo adentro, a amar a las prostitutas y a los perros y lo que no se debe, a los que no nombramos, a los que tememos. He odiado a los hombres de ojos perdidos y abrazado a los que se dejan atravesar por el viento y me he odiado a mí tanto hasta adorarme, hasta sospecharme desnuda y mutilada en mi propio centro, con sonrisas hinchadas como venas violetas o flores secas.

Pensar. Estar pensando y morirse. Morirse y pensarse y verse y sentirse a uno muerto y descuartizado en el callejón de alguna ciudad perdida. Salirse del cuerpo y estar tan muerto y tan vivo como siempre. No, no quiero morir solo apoyando mi espalda en un contenedor de basura con la inscripción ‘que Dios te vendyga’, con un hilo de saliva y sangre escurriéndose de mi boca, con la entrepierna mutilada y vacío de órganos. Quiero perpetuarme como especie de mí mismo, para siempre, continuar mi existencia hasta que el mundo se estalle. Quiero ver mis manos envejecer y seguir jóvenes, ser simultaneidad entre momia y espectro, saltar los edificios valiéndome de la garganta o las pestañas y no temblar de frío nunca más en invierno.

He escondido mis ojos y mi boca de los que me quieren, y me he amarrado los tobillos a una porción de tierra que no me pertenece. Tomé una decisión y la llevé hasta el infinito y la multipliqué por todos los rostros que esperé ver detrás de una canción que nunca escribió nadie pero que suena entre los árboles de Montevideo, y esperé... esperé el regreso de mi alma y de mi otra, la resolución de un poema escrito en otoño y para mí del que no se sabe nada.
He sido una buena chica, pero ya no puedo escuchar la lluvia ni sobrevivirme entre la mugre de 18, elegir un ómnibus que me lleve hasta mi infancia sólo porque sí o recorrerme entera cuando todos están durmiendo.

Hoy soy un soldado de plástico. Hay mentiras que no se escuchan si estás hecho de porcelana. Quisiera ver a mis padres, sostenerme del cuello de mi madre y gritarle que hoy soy otro u otra, decirle que estoy obligado a echar mi cabeza hacia atrás mientras vos me tirás polvitos blancos que son cocaína y a mí me gusta y quiero ser puta, decidí que quiero ser puta, usar tangas rosadas o de leopardo o amarillas o rojas o verdes o marrones o escarlatas y decirle a todos que soy puta y que salgo tanto y que no beso porque el beso es amor y no gimo, porque es otra tarifa y que me gustan las medias a rayas y las polleras cortitas sobre todo si está sonando la Mona Giménez en el alto parlante de algún bolichongo de cuarta.

Ya no puedo escribir ni sentir ni decir la palabra amor sin escuchar a un costado de ella la risa casi inevitable, la certeza de que se ha caído y se ha roto para siempre.

Mi nombre fue violado en el silencio.

El hombre que debí ser mastica a la mujer que soy y se atraganta con mis cenizas. Hay una lucha a través del tiempo para llegar a lo que no me fue entregado antes y que ahora está esperando en algún rincón del universo para que yo lo estreche entre mis brazos mientras se pierde entre otras piernas.

3 comentarios:

- dijo...

Leí esto, me gustó, y creo que si ya no leíste esto, lo tenes que hacer:

"Bombon -poeta y puta-
Cuidaba cerdos, y olía a eso, pero se negaba a tocarme. Cogía en una batea con una cerda y le daba asco tocar a un travesti."

asi empieza Plastico Cruel, una tremenda mininovela de jose sbarra:
http://www.zshare.net/download/123277021d3cbddf/

bueno, muy buena composición a duo, el diálogo que se arma entre ellos.

elneurotico dijo...

Está fuerte

elneurotico dijo...

Pulp, de Buko?
Definitivamente lo es, así como Mujeres es para leer antes de dormir.