lunes, 23 de marzo de 2009

18 de octubre de 1954.

Nunca odiamos esta tierra; nos absorbe como si fuésemos agua o ríos de papel enmohecidos. Y vos sabés que no tiene sentido, que los ojos de todos los gatos igual pueden tragarnos y seguiríamos siendo peces en el estómago de una prostituta famélica y borracha. Pero acá todo se parece, entonces creo ver tus manos en los tranvías o tu pollera violeta en los edificios. Y las sábanas, nena, las sábanas son junglas en gargantas que no terminan nunca.
Te estoy mirando y seguís tan linda y tan nena que de mi pecho salen corriendo todos los niños de algodón que una vez te prometí; se encuentran contigo, inventan lo que no soy capaz de hablar y se retuercen en vos. Vos. Ahora me río... Me dijo el Mascota que tenía que contarte, decirte las cosas, pero al final nunca me sale. Este espacio tiene un nombre y no puedo... Pero nunca odiamos esta tierra. La caminamos para olvidarte y traerte todos los regalos de los que sea capaz y odiarte.
Voy a mutilarte más tarde, voy a tener que ser el aborto de tu piel desperdigada en el suelo como un montículo de ropa sucia y otras máscaras. Los cuentos de amor, el vino, el tabaco y las piernas de una dama que me deje asomar mi rostro por su vagina. Y que vos no seas. Pero tan linda, tan linda y triste, de cara a la ruta, esperándome a mí con los brazos cubriendo las piernas mientras te fumás los puchos que te di, pendeja. Y reíte que yo me río porque el Mascota me dijo. Y si vos vieras esta tierra no la odiarías un carajo y te volverías la piba de mí.

martes, 17 de marzo de 2009

C'est le malaise du moment,
l'épidémie qui s'étend,
la fête est finie, on descend,
les pensées qui glacent la raison.
Paupières baissées, visages gris,
surgissent les fantômes de notre lit;
on ouvre le loquet de la grille
du taudis qu'on appelle maison.

Protect me from what I want

[Protège-moi, protège-moi].

Sommes-nous les jouets du destin
souviens-toi des moments divins
planant, éclatés au matin,
et maintenant nous sommes tout seuls.
Perdus les rêves de s'aimer,
le temps où on avait rien fait,
il nous reste toute une vie pour pleurer
et maintenant nous sommes tout seuls.

Protect me from what I want

[Protège-moi, protège-moi].


viernes, 6 de marzo de 2009





-No busques placer, nena- susurra Franden en su oído.
-Hablás como si la muerte fuera esto- le dijo-. Voy a desprenderme los zapatos para que te des cuenta, voy a cantarte una canción con mis labios de rouge.
-Miralos a los ojos como si fueran volcanes.
-Las luces son más volcanes que esos ojos, que todos los ojos que jamás vi.
-Pero esas son cosas de las que no sabés- niega él mientras mastica carbón.

-Los ojos que vos tenés sí que son volcanes.
-¿Podrías jurarlo?
-No tendría sentido.

-Ya veo.

-Es que de rodillas te veo mejor, tu rostro se ve mejor, con una nitidez desconocida.

-Para que me veas así tuve que quitarme el traje de proxeneta, pinturrajearme la cara detrás del mostrador en cuclillas, después del último whisky, y empolvarme la nariz como si fuera un sucucho reciclado del ayer.


Y se callan.


domingo, 1 de marzo de 2009

de.já.de.mas.tur.bar.te.con.el.vien.to








También estuvo el silencio, la desgracia de quererte, el hilo que te conducía como a un muerto por las calles del pueblo haciéndome creer que todo esto estaba deliberado o inventado por alguien más de antemano y para mí. Ahora la sangre se me sale de la boca y al final es sólo eso, saber mirarte y decirte que ojalá sepas ahogarme; después retorcerme los dedos en el vestido y "ojalá ella sepa ahogarte a vos, que no sos".

Tenerte así es mentirle a la mentira, decís.

Pero es que a veces tengo que violarte o lastimarte los dedos con cuchillos de plasticina, taladrarte los pies o serrucharte las muelas para que grites o me sientas respirar a un lado de vos. Y es que esta sangre se me sale de los poros, digo, y la bombacha se ve porque no queda otra, entonces las madres de la tierra nos entrenan en cocinas de leña para delantales verdes. Manteles y manteles como abismos y niños de rostro y manos sucias a la mesa, derechos y huecos, que nos miran pensando en madres al cuadrado en domingos como hoy.
Vamos a tener que seguir siendo las putitas de todos los días, las que te amamos y lavamos tus medias y calzoncillos cuando volvés del mundo, después de ella, con los ojos llenitos de sexo y caricias, con la cerveza todavía en la garganta... y nosotras llorando en los rincones, mirándonos en la lluvia, yo diciendo que ojalá nadie sepa ahogarte como yo, que nadie te mire como te miro ni te desgarre en el silencio mismo de no saber decir. Y vos abrazándome para que me olvide de que es mentira lo que no soy.

[Si gritás onomatopeyas en libros de cemento quizá me muera o quede inmóvil hasta la ceguera tuya.]